Hay paisajes que te tocan directamente al corazón. Te levantan de entre las cenizas ruines del hábito, y te proyectan a espacios insospechados de energía y creatividad. Yo recuerdo de aquella tarde de Junio un sol amable y cierto aire del Este recién llegado del mar. Tierra adentro, pongamos como ejemplo Almansa, el ambiente estaba cargado ya plomo y estío: horizontes rielantes y amarillos con polvo de África en suspensión... Pero allí, a tan sólo 40 km en línea recta del mar, la atmósfera era tonificante. Y sobre la enhiesta peña del castillo miré paisajes diferentes. Era el mismo desierto de la tierra interior de España, sí; pero ese corredor geográficamente individualizado que es el valle del Vinalopó alberga espacios fascinantes. Peñas solitarias como islas, manchas de pinar impenetrable y encinares intocados que protegen de sombra las vallonadas... como la que entre los gigantes dolomíticos del Maigmó y La Silla del Cid acogen las rutas del Oriente de Elda, ciudad chula donde las haya.
Este no es un Blog de geografía ni literatura de paisajes. Pero es esta misma geografía del desierto al lado del mar que es el Sureste español el que me inspira las canciones. Esto y algunos recuerdos del alma que no sería elegante consignar por escrito. De ahí salen sonidos y palabras. Impresiones que yo después junto en estructuras. Una idea, un impulso, pluma y folio y la guitarra acústica. Luego, todos nos juntamos para ensayar y grabamos algunas tomas. La más decente, suele terminar mezclada y masterizada con más o menos fortuna. Es siempre lo más difícil.
THE SAX CASTLE (VERSIÓN CUARTETO)
