miércoles, 2 de diciembre de 2020

LA RAÍZ (OTRAS BANDAS)

 ASÍ EN EL CIELO COMO EN LA SELVA

LA RAÍZ EN AMAZON MUSIC



Yo que soy un perro  viejo de derechas, vapuleado por la vida, el trabajo y las decepciones que inevitablemente proporcionan toda esa marabunta de farsantes progresistas (socialistas, principalmente) que se arrogan el privilegio de expedir certificados de demócrata (como si ellos lo hubieran sido alguna vez, como si el socialismo tuviera algo que ver con la democracia y la libertad), yo, un don nadie, músico retirado que no se resigna a abandonar las armas (la guitarra y la voz), he de reconocer el alto grado de imaginación y valentía que tienen estos tipos, rara avis en el depauperado desierto cultural/musical que es ESPAÑA (incluida la falaz construcción mental "països catalans" que propugnan estos infelices en los créditos de sus portadas). La estulticia intelectual, el adoctrinamiento burdo de trinchera, la melancólica enfermedad de ver antepasados en las cunetas de hace 80 años, no quita que sean unos músicos y unos artistas como la copa de un pino. Yo ya los conocía por obra de los gustos de mi hija mayor (adolescente de 16 años y republicana, como no podía ser menos, dada la presión que reciben de los charlatanes habituales que prosperan en la inocencia espiritual del aula de secundaria), pero no me había parado a escucharlos con atención de músico hasta hace pocos días. Así que me tengo que rendir a la evidencia y, aparte ideologías, reconocer el arte implícito  en el paciente laborar de estos tipos: 11 músicos, nada menos. Y un trabajo de producción cuya calidad se percibe en la primera nota del disco. Tienen más trabajos, este que analizo aquí es el primero. Pero, excepción hecha del magistral comienzo de "Entre poetas y presos" y alguna canción suelta, el directo "Nos volveremos a ver" es una grabación hecha a vuela pluma. Sin una producción esmerada, imagino que por el feo asunto del coronavirus. 

       Detesto esa peligrosa incitación a la  barricada de nenes de papá que se aburren en la universidad y necesitan emociones fuertes y emancipadoras (no sé: tirarle un ladrillo a la policía, máxima contribución a la prosperidad del mundo a la que pueden aspirar cierto tipo de individuos); respeto la rabia y la frustración del tipo que está harto de aguantar a un jefe cabrón por el montante de unos míseros euros. Apruebo la explosión de justicia del protagonista de "Un día de furia", pero erigirse en mártir sin serlo, seguir el juego de los nuevos amos (los que se levantan todas las mañanas con un ardid nuevo para esquilmar el bolsillo del contribuyente con el cuento de la Guerra Civil y un victimario que sólo, dicen, les pertenece a ellos) me parece un alarde de burda honestidad aderezado de impostura. Las letras son buenas y magistralmente elaboradas, pero el mensaje es falsario. Vale para una batalla en Stalingrado o las trincheras de Madrid, para jalear a la  Checa o la matanza de Paracuellos, pero venir, hoy, con la que está cayendo, a hacerle el juego a supremacistas pijos, nazis euskéricos (que matan por el Rh) y revolucionarios de café Gijón... no me parece bien. A pesar de todo esto, como músico, no me queda otra que felicitarles y recomendarlos.