sábado, 17 de diciembre de 2022

KING CRIMSON (EL REY CARMESÍ) - ISLANDS 50TH ANNIVERSARY

 KING CRIMSON, pero muy especialmente su guitarrista y líder ROBERT FRIPP, quien ha sido para mí, como ejecutante del instrumento uno de mis más destacados mentores, se forjó como banda y proyecto creativo universal a finales de los 60 del XX, periodo que alumbró un movimiento musical y artístico sin parangón en estos tiempos contemporáneos de crisis espiritual y creativa (las dos cosas van unidas, sobran explicaciones). De aquella época son los manantiales a veces turbulentos, pero siempre a reventar de lirismo e imaginación, de los que en décadas subsiguientes hemos ido bebiendo los que, a duras penas, nos mantenemos o queremos mantenernos en los nada difusos límites de la calidad y el arte, la imaginación y la honestidad. Yo empecé a escuchar a KING CRIMSON allá por el año 1987; su primer LP, On The Court of Crimson King, donde aparece la impactante TWENTY FIRST CENTURY SHICHOID MAN, tema radicalmente experimental y poderoso que requiere un poco  de cuajo emocional para ser escuchado. A partir  de ese momento o los aborreces o te haces un seguidor fanático de sus siempre transgresivas obras musicales. King Crimson es el paradigma de grupo que combina a la perfección el lirismo más intimista (aunque bañado en complejidad y poder) con los estallidos de electricidad incontrolada que te aproximan al infarto. ISLANDS resulta paradigmático por esto mismo. En mi modesta opinión resulta en la muestra perfecta de los explicado hasta ahora. Desde los melancólicos pasajes sonoros de Formentera Lady hasta la crudeza de las guitarras superpuestas de THE SAILOR´S TALE. 

ISLANDS




jueves, 8 de diciembre de 2022

CANCIONES (2) - VIAJEROS DEL TIEMPO (COMPONER, TOCAR, GRABAR Y MEZCLAR)

 

ENSAYOS EN NOHALES, CUENCA (¿HACE 10 AÑOS, 15?
[Nuestras aventuras musicales en Nohales son una historia en sí misma. Refugio para componer en la campiña conquense, a 3 km de la  capital, rodeada de campos de girasoles y trigales ondulados, local de ensayo las más de las  veces, esta casa de campo de Luis con terreno libre alrededor, ha siso nuestro cuartel general durante años. Principalmente cuando nos salían conciertos en los garitos de Cuenca y alrededores: auditorios, casas de cultura o centros sociales rurales y escenarios callejeros. El diésel estaba barato, ganábamos más dinero y a mí no me costaba viajar. A Luis tampoco... pero, ¿y el sonido? Nada mejor que en Nohales. Altos volúmenes y mucho vino. Paraíso en la Tierra]

Las canciones surgen y, tras reunir unas 200 ó 300 a lo largo de estos últimos años (vamos a poner 20), todavía no sé muy bien de dónde salen. Habrá quien afirme que son procesos cerebrales donde interviene la química corporal, como en casi todas las cosas de la vida.  Yo digo que en el ARTE, sea esto sea cualquier otro asunto fruto de la creatividad humana, no sólo interviene el cosmos neurológico, hay algo más: un río de emociones y sueños (visiones y pesadillas, también) que se vierten directamente desde los peligrosos barrancos del corazón. Hay quien no cree que del corazón salga nada más que la sangre que nos mantiene con vida; a mí, inconsolable soñador de mundos, el paso del tiempo (las alegrías y sinsabores) me ha enseñado precisamente lo contrario. No niego que la química del cuerpo... la física universal tenga que ver con la mayor parte de lo que somos o hacemos; pero sé que todo lo bello y sublime de lo que somos capaces no es producto de una fórmula que se pueda explicar o enseñar en un aula. No digo, ojo, que estas canciones que hacemos alcancen siquiera las puertas de los sublime (al menos las que yo compongo), sin embargo reconozco el remoto lugar del que proceden. Y no es, como digo, de un tratado de fisiología cognitiva.

           VIAJEROS DEL TIEMPO EN SOUNCLOUD



Hay músicos, interpretes mucho más técnicos que yo, a los que les resulta imposible componer, es decir: sacar algo de la nada, por sencillo que sea. Cabe indicar que los periodos en los que la creatividad se desborda son solamente eso, etapas pasajeras. Semanas, meses o años, incluso, que en cualquier momento se pueden secar como un río. De manera que cuando se presentan las lluvias (es una metáfora que viene ni que pintada) hay que aprovechar y permitir que la magia fluya fuera de los dedos y del corazón. Nos pasa a todos los músicos (puede que también a pintores, artesanos, novelistas...). Y yo he sido sufridor en propia carne de este fenómeno. Cuando nos retiramos de los escenarios el año 2002 y disolví indefinidamente el grupo, la depresión subsiguiente me tuvo una década entera sin poder cantar. No dejé de tocar y componer, incluso, pasado el disgusto, volvimos a reunirnos para tocar por el mero placer de hacerlo; pero yo no podía cantar. Escribía letras  (amargas derrotas, metáforas de la rendición) pero las cantaba Luis. Yo no podía. Pasados esos diez años, empezaron a salirme cosas. Aunque prácticamente comenzaba de cero. No tenía voz, y era casi incapaz de entonar. Cosas que pasan y uno va superando como puede. 

[Sebastián en Garage´s Land, local de ensayo y grabación de nuestra peripecia sonora actual. Ajustar los niveles de la batería y colocar correctamente los micros para que el bombo y los platos no arruinen toda la mezcla es un arte en sí mismo. En la imagen se pueden ver los cuatro micros que captan el sonido a través de la mesa Behringer MX640 PRO y lo mandan al multipista. Para el bombo, un SHURE SM-57; un SM-58 a los toms; otro, a la caja, y el Micro B-2 PRO de condensador y diafragma ancho para platos y ambiente]

En la actualidad, estos dos últimos años de pandemia en los que gobiernos criminales y totalitarios como el que sufrimos nos ha tenido encerrados ilegalmente como ratas, estamos ensayando y grabando todo ese catálogo de canciones o intentos de ellas (solamente en mi caso, he podido reunir 102; Luis seguramente más) para que tanto esfuerzo no quede en el olvido. Algunas de ellas (pero sólo algunas; la gran mayoría son experimentos con nuevas estructuras y sonoridades) consiguen ese tono comercial que justifica ponerlas en circulación. Los poperos de cuna me reprochan la duración de las mismas; invariablemente de 7  a 10 minutos; porque contradicen el estándar radiofónico de 4 (si es 3, mejor). Pero yo  no toco para la radio ni para un público con prejuicios o escasa imaginación, convenientemente instruido para el rebaño del pop y bien domado. Las canciones que tocamos apelan a las entrañas, y como la vida misma, transitan una historia de agonía hasta que dejan de sonar. Para los 3 ó 4 minutos hay otras canciones y otras historias. Que las toquen otros. Lo que a mí me convence de una canción es el poder que ésta emita hasta provocar que alguien grite de desesperación., se emborrache hasta entrar en coma o se arroje a las vías del tren mientras el último solo de guitarra le perfora los oídos del alma. Todo lo demás es simple entretenimiento. No digo que E-NATIVA logre este elevado estadio de poder y hechicería, pero vamos hacia ello. O, al menos, lo pensamos. 

[Sesión en GARAGE´S LAND STUDIOS. Verano de 2018. La ventaja de tocar a 32 grados a la sombra y de que alguna válvula de ampli explote, es que la cerveza no para de circular; y cuando ya llevas... no sé: 6 o 7 latas las estructuras, los ritmos y los solos se hacen más atrevidos. De las letras no me atrevo a confesar nada. Ahora es Luis el que tiene que viajar para venirse 120 km al sur; y como es habitual en mí, me equipo para salir a correr un rato si sobreviene el bloqueo o empiezan a zumbarme los oídos. Es una licencia que muy amablemente me conceden los amigos][En este entorno es donde hemos grabado nuestras últimas canciones]




[Las calles de GARAGE´S LAND. Los inviernos son insufribles. Aquí la luna llena que salió ayer, 7 de Diciembre, cerca de las 18.00. A 16 grados  dentro del local, las cervezas son un peligro para la garganta. Y yo tengo que cantar]



GUÍA RÁPIDA- MEZCLAR Y MASTERIZAR

martes, 6 de diciembre de 2022

CANCIONES - LAS DOS CARAS (PROSPECTIVA E INTERIORIDADES. LA CONSTRUCCIÓN DE LA LUZ)

 


LAS DOS CARAS EN SOUNDCLOUD


Hacer una canción no es sólo permitir que ese momento de inspiración pase volando cerca y, en un arrebato creativo, plasmar una progresión de acordes efectiva sobre el diapasón de la guitarra... Puede que un texto más o menos impactante, flotando sobre esa armadura de ritmo y armonía que sólo la guitarra, como instrumento, puede ofrecer. Cuando hablamos de producción, una canción requiere tiempo, planificación, intervinientes (otros músicos), disposiciones sobre el terreno: no es lo mismo tocar y grabar en una sala amplia, debidamente construida para este tipo de situaciones, o un local cualquiera propenso a las ondas estacionarias, esas enemigas del sonido que siempre acaban por arruinar toda grabación. La mayoría de las ocasiones hay que adoptar soluciones de compromiso, y una vez que la pieza está grabada, se hace obligatorio arrostrar los defectos  de sonido que se han colado en la microfonía. Ese realce exagerado de graves que produce un zumbido que resta nitidez (y potencia) al conjunto de sonidos; esa distorsión o claqueo típico de las grabadoras digitales cuando llegas al punto de saturación (y que las analógicas resuelven tan satisfactoriamente), un golpe fortuito o el simple accionar de un botón (on/ off) que se cuela en la pista del micro de condensador para voz o flauta o guitarra acústica. Una pulsación de pedal de efectos, un roce con el pie de micro, una baqueta que se cae... 

Hay la facultad que te permite obtener algo de la nada, componer; y luego está la labor artesana de saber cómo disponer todo y qué botones tocar para que el conjunto, ajustado a la debida potencia, suene con claridad. Y luego viene la grabación -que nunca se parece al sonido que hemos escuchado en vivo o que ha sonado dentro de nuestra cabeza- y un poco más tarde, la mezcla. Ese trabajo de chinos que te puede arruinar el día... la semana, el mes, incluso. Lo ideal, en este caso, es que mezcle otra persona ajena al proceso de composición y/o ejecución de la música. Alguien que no sea de la banda. Sabrá poner cada instrumento en el plano sonoro que le corresponde. Los guitarristas, sobre todo, arrastramos el incurable vicio de los decibelios fuera de control. 


¿Y después qué viene? Pues después vienen las preguntas. ¿Cómo se te ha ocurrido esta letra? ¿Qué te ha pasado para que suene tan emotivamente real? Etc. etc. etc. Bueno... lo de las letras (léase mensaje) es otro arte en sí mismo y, al menos en mi caso, merece una explicación. Hay quien prioriza la letra, el texto, el relato, sobre todo lo demás. Inventas una historia (real, imaginada, o adaptada), la dotas de cierta facultad rítmica y le pones, con las voz, un sonsonete. Creo que hoy, funesta época del reguetón, mensajes vacíos, cuando no decididamente grotescos, y tipos/as/es que no vocalizan, prevalece esta manera de componer (la bazofia también requiere de una estructura, un plan, una labor), pero en el caso de los músicos de Rock and Roll (ya en franca retirada), primero llegan los acordes, las melodías armadas sobre ellos, el ritmo galopante de batería, un arrollador patrón de  bajo fijado a las notas de la escala (mayor, menor, armónica, sintética, disonante)... Y seguidamente, el color de ese fragmento o patrón nos sugiere un tema. Así que cuando ya está prácticamente todo el armazón montado, escribimos y cantamos por encima de él. Mi particular manera de trabajar se ajusta a este sistema. Pero las preguntas no terminan ahí. Porque las preguntas siguen y las explicaciones se tornan obligatorias. En cuanto a si las letras (la historia) necesariamente han de tener un sesgo autobiográfico, yo siempre pongo el mismo ejemplo. Ernesto Sábato, autor de renombre y extensa obra, escribió un libro, el Túnel, en el que, en primera persona, narra la peripecia emocional y vesánica que le llevó a asesinar a su esposa. Ello no le convierte en un asesino de mujeres. Tampoco (y en los totalitarios tiempos que corren creo que es obligado hacer esta puntualización) tampoco, digo, hace de su texto una apología de semejante crimen. Cada cual se inspira como puede y donde puede. En este caso particular, en esta canción, son cosas que veo, que intuyo, que me cuentan o me pueden pasar, incluso. No es la temática que tradicionalmente he tratado en mis canciones: las relaciones interpersonales que rozan la tragedia, el drama o la depresión. He preferido cantar a le épica de la montaña, las carreras a pie al borde del colapso o la psicología pura y dura de la superación o el fracaso. La ambición y la soledad, los paisajes duros de la estepa, o las profundidades del Cosmos. 

Una canción... el relato es como un libro, un cuento, una película. No necesariamente es una historia personal. Es lo que ves, es lo que escuchas, es lo que imaginas. Solamente eso. A veces, y sólo a veces, es también lo que te pasa. Una herida que no cicatriza, o algo que no terminas de entender. 




HOTEL NARBONETA

 




En la plataforma para creadores independientes y solitarios (al menos, eso me parece a mí) que es SOUNDCLOUD, existe ahora la posibilidad de masterizar el tema. Previo desembolso de unos módicos 4 € (o un aumento de la cuota anual de suscripción: 11€ al mes), la plataforma pone a tu disposición cuatro marcos diferentes para masterizar: de un tratamiento específico para los bajos retumbantes a una escena de colorido etéreo especialmente indicada para temáticas sinfónicas. Aparte de la artesana labor de la mezcla (que dependiendo de la complejidad de la canción puede resultar extenuante), después sigue la no menos compleja tarea de la masterización. Es decir, embutir la canción en un marco de color, textura y dinámicas coherentes, estables. El mismo volumen, la misma sensación de espacio y profundidad y amarrar esos sonidos y frecuencias que destacan demasiado sobre el resto. En una canción sola, como aquí es el caso, el hecho de masterizar o no carece de importancia: una simple mezcla bien hecha, equilibrada y con la suficiente claridad, basta; pero la cosa cambia cuando se trata de agrupar una conjunto de canciones en un CD, lo que, al menos hace unos años, se conocía como Álbum. Resulta imprescindible dotar a esas 8, 10 ó 14 canciones de esta coherencia que acabo de explicar. Imaginaos que cada track del CD sonara con un volumen diferente; y que uno sonara como si se hubiese grabado al aire libre y otro en un estudio con una reverberación exagerada tipo hall o iglesia. En fin: SOUNDCLOUD ha implementado una aplicación que masteriza la pista que cuelgas automáticamente, ofreciendo para ello cuatro marcos de textura y color en la encuadrarla, dependiendo si haces hip hop, heavy metal o música sinfónica... Previo desembolso de 4€ o un aumento sustancioso de la cuota mensual (11€; antes de esto pagaba 7) te ofrece la posibilidad de masterizar el tema. Se consigue de este modo (lo venden de esta manera) una dinámica estable desde principio a fin (se bajan los picos y distorsiones, se suben las partes flojas) y hace que la canción suene más o menos igual en todos los equipos de reproducción. Si bien es cierto que se consigue lo de los picos, en líneas generales ello va en detrimento de los matices y la claridad, no importa el marco de textura/espacio que se elija. De manera que el resultado global a mí no me resulta satisfactorio. Puede que sea consecuencia de la música que hago, esencialmente guitarrera: si lo comprobáis, la mayoría de autores cuelgan música tecno, dance y variantes: son muy pocos los que ofrecen rock, folk o heavy metal. La medida a tomar pues por mi parte es cancelar la suscripción PRO y seguir en modo gratuito, que resulta para la cantidad que material del que dispongo, ciertamente insuficiente. Veremos.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA LUZ

Y luego siempre está aquello que no se puede explicar: el hecho de componer, pensar, sentir y construir una expresión de la  nada. En el recuadro para texto de SOUNDCLOUD explico los detalles de la actual composición. Se me ocurrió nada más arribar a casa tras esta fabulosa excursión en solitario por uno de los tramaos más enigmáticamente bellos del Cabriel: las conocidas como Chorreras de Víllora/Enguídanos. Sabía que existían por los mapas que tengo de la zona (mapas que poseo desde hace 30 años) y por el clásico boca a boca, pero nunca había ido exprofeso hasta una Semana Santa de hace 4 años que las visité y recorrí acompañado de mi mujer y mi hija pequeña. Elegí mala época, porque aquello parecía una manifestación. En cualquier caso, sendero arriba, nos fue posible conseguir un poquito de soledad. Bien. Cuatro años más tarde, en esta época triste y postpandémica (menos para el socialismo fiel y semi estúpido) decido aventurarme por estos espacios rebosantes de soledad y geología. Una lección en vivo de formaciones tobáceas que sólo los siglos y el paciente aunque bravo discurrir del río han conseguido modelar. Hoy hay un parking habilitado junto a la carretera de Cardenete y señales informativas sobre los pormenores geológicos de lo que vemos; y lo más importante: es sábado, pero aparte de una familia en autocaravana que se acaba de despertar y se prepara para la excursión, salgo hacia la ruta sin encontrarme a nadie en todo el recorrido. Ante la belleza del entorno y esa sensación inexplicable y no menos poderosa de sentirse completamente solo en mitad del monte, con el río fluyendo a tus pies y el sonido del agua, recojo la cosecha espiritual suficiente como para sembrar en casa un conjunto de experiencias en forma de sonido. Es todo. El río, la foresta, la visión de Víllora cuando tomas la cuesta abajo por la carretera (kms antes de Enguídanos), allá metida entre poderosos y pinariegos montes; Enguídanos y su castillo medieval, el airoso promontorio donde se asienta el cementerio; la vuelta por el camino de la Pesquera que bordea el embalse... Toda una serie de visiones que luego podré trasladar al sonido. Cada cual construye la luz a su manera. La mía no es ni mejor ni peor que otras. Pero cuando miro atrás tomo conciencia de que ya es una constante vital el hecho de que salir a la Naturaleza lleve aparejado un periodo de creatividad que a duras penas puedo contener. Cada paisaje me sugiere una temática diferente; cada inmersión en lo remoto me lleva por caminos interiores inexplorados.